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La felicidad: Algunos consejos basados en la ciencia

  • @jorgemcaceresr
  • 19 oct 2014
  • 9 Min. de lectura

La felicidad es un tema tan importante hoy en día para la sociedad en general, que incluso los científicos lo convirtieron en objeto de estudio. Seligman (2006), afirma que la psicología ha hecho especial énfasis y ha generado grandes avances en cuanto al tema del alcoholismo, la depresión, la esquizofrenia, entre otros, y se ha desentendido de qué es eso que hace a las personas felices. Por esto, no es de extrañarse que entre los libros más vendidos, al menos en Colombia, estén los de autoayuda. Ante esta situación surge una pregunta bastante interesante ¿Qué aportes ha dado la psicología a la felicidad de las personas? Ante esta pregunta, dos palabras: Psicología Positiva.

LA PSICOLOGÍA POSITIVA.

“La psicología positiva estudia las bases del bienestar psicológico y la felicidad así como las fortalezas humanas” (Oblitas, 2008, p.13). Esta corriente, la cual es significativamente nueva, hace referencia a indagar acerca de las potencialidades humanas y los aspectos positivos que hay en el hombre, para así abordar el bienestar integral de la persona priorizando en las fortalezas y oportunidades, en vez de las debilidades y amenazas, las cuales también son importantes.

Ben-Shahar (2014), afirma que el eje principal de la psicología positiva es hacer especial énfasis en lo que funciona, es decir, que no es hacer lo que comúnmente hacen los psicólogos cuando les llega un paciente o lo que hacen los asesores y consultores cuando las organizaciones contratan sus servicios, que es indagar acerca de qué está marchando mal actualmente, sino que todo debería enfocarse en qué es lo que se está haciendo bien. Cabe resaltar que esto no significa dejar de lado los problemas, esos también son importantes, solamente que no deben ser el centro de atención. “Así pues, la psicología positiva se centra en el significado de los momentos felices e infelices, el tapiz que tejen, y las fortalezas y virtudes que manifiestan y que otorgan una calidad determinada a la vida” (Seligman, 2006, p.9).

Ben-Shahar (2014) afirma que si tuviera que definir el camino a la felicidad en tres pasos sería: 1. Realidad. 2. Realidad. Y 3. Realidad. Ante lo dicho, el autor expresa que darse cuenta de uno mismo y de su sentido de vida en el mundo es un factor clave para poder ser felices. Tener un algo porqué vivir, una misión, es una variable de gran impacto en nuestro deseo de valorar las cosas y de ser felices.

El filosofó Nietzsche, propuso el concepto del “superhombre” y expuso su tan polémica expresión “Dios ha muerto”, como una advertencia de que nos estamos alejando de nuestra realidad (Nietzsche, 1982). El darnos cuenta de que estamos solos en el mundo y de que la vida es aquí y ahora, genera un sentimiento de ansiedad y malestar que resulta necesario superar para lograr hacernos cargo de nuestra propia existencia. Asimismo, la idea del eterno retorno no posee otra intencionalidad además de traer este momento presente a nuestra consciencia.

Los Angeles Times, afirman con respecto a la novela de Irvin Yalom, que ésta “cosecha las ideas de Nietzsche sobre los cuatro grandes dilemas de la existencia: la muerte, la libertad, la soledad y el problema de darle sentido a la vida” (Los Angeles Times, s.f.; citado en Yalom, 1992). Sin embargo, y a consideración propia hicieron falta dos temas que competen a esta histora: El hecho de envejecer y la autonomía.

Entre las propuestas de la psicología humanista de Viktor Fankl, se dice que existen tres aspectos necesarios para lograr superar ese enfrentamiento con la realidad: La autonomía, la responsabilidad y la libertad. (Frankl, 2011). Estos aspectos se deben presentar sin importar el contexto y a la larga son los que marcan la diferencia en cuanto a aquellos que logran levantarse y superar la adversidad y los que “lloran sobre la leche derramada”, es decir, se estancan entre lamentaciones.

Ahora ¿existe una receta para la felicidad? Ben-Shahar (2014) afirma que la felicidad son 50% genética, 10% factores externos y un 40% las decisiones que todo a diario. Con esto el autor afirma que a pesar de “tenerlo todo”, es decir, dinero, educación, amigos, familia, etc., existe un factor genético que nos hace proclives a ser infelices o por el contrario, a ser felices en condiciones no tan favorables. La otra gran parte de la torta se la llevan las decisiones que se toman a diario, el hecho de amargarse ante situaciones que en realidad no lo merecen, desviar nuestra atención solo a lo negativo, entre otras cosas que, excluyendo algún tipo de componente patológico, son actitudes propias que se tienen hacia la vida y asimismo se pueden cambiar. Una última y pequeña porción corresponde a las cosas que pasan, que se salen de nuestras manos y que por una u otra razón nos generan malestar. Son de esas cosas externas que no podemos cambiar.

Científicos han estudiado las variables que componen a una persona feliz y se determinó la existencia de 7 características comunes: el tener la capacidad de replantear la pregunta hacia aspectos positivos, la capacidad de plantearse metas, el hecho de hacer voluntariado, el ser optimista, tener ejemplos a seguir, concentrarse en sus fortalezas y ser físicamente activo. (Ben-Shahar, 2014).

LAS SIETE CARACTERÍSTICAS DE LAS PERSONAS FELICES.

En primer lugar, cuando el autor se refiere a poder replantearse la pregunta, hace referencia a lo que anteriormente se explicó. El hecho de poder cambiar la visión de que existe una falla a que hay potencialidades. “La fuente más común de equivocación en las decisiones gerenciales es hacer énfasis en encontrar las respuestas correctas, en vez de plantear las preguntas correctas” (Druker, s.f.; citado en Ben-Shahar, 2014). Un profesor del pregrado de psicología nos repitió a lo largo del semestre la misma frase “Cuando la pregunta está bien formulada, en ella está la respuesta”. Y todo esto significa tener la capacidad de romper paradigmas, evitando que los árboles no nos dejen ver el bosque.

Especialmente en este primer punto, y como afirman algunos autores, un aspecto importante que llega a ser principal objeto de estudio para la psicología positiva es la resiliencia (Seligman, 2006; Oblitas, 2008; Ben-Shahar, 2014). Carretero (2010) afirma que “una persona es definida como resiliente cuando viviendo, o habiendo vivido, en una situación de riesgo, exclusión, o traumática por algún motivo, es capaz de normalizar su vida” (Carretero, 2010). Asimismo, afirma que existen variables personales y ambientales que afectan el éxito de las personas tanto positiva como negativamente. Con esto se hace referencia al hecho de cómo la persona afronta sus problemas de la vida y qué tan consciente resulta siendo de los recursos que posee para afrontar sus situaciones.

Con respecto a la segunda característica, la capacidad de plantearse metas significa el poder pensar a futuro, el tener pensamiento estratégico. Entre los marcos de conducta propuestos por O’Connor y Seymour (2006), existe un primer marco que es la “orientación hacia los objetivos más que hacia los problemas” (O’Connor y Seymour, 2006, p. 32). Aquí los autores afirman que para obtener lo que deseamos de la manera más eficiente, lo mejor es orientarnos hacia el objetivo, en vez de centrarnos en los problemas. Cabe aclarar que ver los problemas también es importante, solo que no deben distraernos de nuestra meta final.

El tercer aspecto se refiere al hecho de hacer voluntariado. Dunn & Norton (2013) afirma que el hecho de gastar tanto tiempo como dinero en otras personas, los hace más felices en el largo plazo. Cuando una persona gasta dinero en sí misma, sea en libros, ropa, o en un café, su nivel de felicidad aumenta pero posteriormente decae. Esto no sucede en las personas que prefieren donar su dinero para ayudar a alguien más o incluso para invitar a un amigo o a su pareja a cenar. En ellos, su nivel de felicidad aumenta y posteriormente decae, sin embargo, el declive no es tan pronunciado como en el primer grupo de personas que gastaron en sí mismas. Igualmente, aquellas personas que gastan su tiempo escuchando a un amigo en apuros o colaborando en servicios de voluntariado tienden a ser más felices en largo plazo que los utilizan su tiempo solo para sí.

Para la cuarta característica, resulta necesario hacer una aclaración. El hecho de ser optimista significa lo que metafóricamente sería “ver el vaso medio lleno”, pero hay que decir que en ningún momento hay que dejar de ser conscientes de que el vaso está por la mitad. Según Ben-Shahar (2014), se debe ser optimista en todo momento, sin dejar de percibir la realidad, es decir, permaneciendo siempre atentos de las limitaciones que se tienen y de los recursos con que se cuentan.

La quinta característica, la cual hace referencias a tener ejemplos a seguir, significa tener un modelo sobre quien queremos ser. Puede ser un familiar, un profesor o alguna persona que inclusive ni conozca pero que simbolice eso que él quiere ser. O’Connor y Seymour (2006) afirman que:

La PNL es el arte y la ciencia de la excelencia personal. Es un arte, porque cada uno da su toque único personal y de estilo a lo que esté haciendo, y esto nunca se puede expresar con palabras o técnicas. Es una ciencia, porque hay un método y un proceso para descubrir los modelos empleados por individuos sobresalientes en un campo para obtener resultados sobresalientes. (p.28).

Con esto, los autores hacen énfasis en que la programación neurolingüística consiste en identificar los patrones de comportamiento de la gente exitosa y aprender a imitarlos de la manera adecuada en pro de potenciar nuestras capacidades individuales. Tener un modelo a seguir significa entonces encontrar esa fuente de inspiración y ese camino que nos guiará hasta alcanzar la meta y superarla. Posteriormente los mismos autores afirman que:

Este proceso se llama modelar, y los modelos, habilidades y técnicas descubiertas tienen un uso cada vez mayor en el campo de la educación, asesoramiento y negocios para conseguir una comunicación más efectiva, tener un mayor desarrollo personal y acelerar el aprendizaje. (O’Connor y Seymour, 2006, p.28).

La sexta característica, concentrarse en las fortalezas, se ha venido desarrollando a lo largo del texto y aún resulta necesario extenderse más en esta idea, pues es ella la que carga con el peso del paradigma que aún se enseña en las universidades. El psicólogo humanista Carl Rogers con su terapia centrada en el cliente (TCC), propuso a su vez un cambio de paradigma en la psicología clínica el cual que, aunque pueda parecer mínimo, aún causa cierta crítica en el común por el uso de esta expresión comercial. Rogers, afirma los pacientes son aquellas personas enfermas que no saben que les causa malestar o que tan grabe puede éste llegar a ser, mientras que el cliente es todo lo contrario, “cliente es quien sabe qué es lo que le afecta, hacia dónde dirigirse, cuáles son sus problemas fundamentales y cuales sus experiencias olvidadas” (Rogers, 2000). Sin embargo, el mismo autor afirma que con este cambio de visión se le está devolviendo a la persona la calidad de sentirse humano y de que exponga esas ideas que le atormentan, lo cual es cosa que los psicoanalistas descubren por asociación libre y a los conductistas y cognitivos sencillamente no les parece que haya un trasfondo tan abstracto.

La séptima y última características de estas personas consideradas como felices, es la actividad física. Ben-Shahar (2014), afirma que es la actividad física la que mantiene activo al cuerpo y al cerebro, permite la secreción de hormonas como la dopamina, la adrenalina y las endorfinas y, con respecto a las organizaciones, afirma que los empleados físicamente activos son mucho más productivos. Este autor recomienda que para mantener un cuerpo saludable y a su vez aumentar en nivel de felicidad, se debe hacer ejercicio mínimo tres veces por semana en un lapso de tiempo superior a los 30 minutos.

Este último autor también plantea que el reto para la psicología positiva es lograr fomentar todo esto en el individuo, ya que está comprobado que estas características son adquiridas y no del todo heredadas. Ya se explicó anteriormente que efectivamente la felicidad tiene un componente biológico que permite la predisposición a ésta, sin embargo no hay que perder de vista que también hay un componente fuerte de decisiones personales las cuales dan a saber que con solo el hecho de tener la voluntad para ser felices y hacerla valer, es el primer paso para alcanzar la meta.

CONCLUSIÓN Y COMENTARIOS FINALES.

A modo de conclusión, y considero que es la mejor forma de resumir en tres palabras lo que quise decir en todos estos párrafos es: replantear la pregunta. Si podemos mirar los aspectos positivos más que los negativos, centrarnos en las fortalezas más que las debilidades, ser conscientes de nuestros recursos más que de nuestras carencias y poder ver las soluciones en vez lo problemas, muy seguramente se logre dar ese cambio de 180° hacia lo que es una vida feliz y saludable.

Existe un punto que aún no tengo claro y que por medio de esta pequeña revisión tampoco pude abordar, y es el hecho de definir conceptualmente la felicidad y el alcance que ésta tiene. Ben-Shahar dice que no buscamos ser felices, porque eso afirma que no lo somos, sino que en realidad queremos ser más felices (Ben-Shahar, 2014). Sin embargo permanece ese vacío conceptual que me genera la inquietud de saber si es la felicidad un concepto subjetivo que puede verse afectado por el ambiente, o existen tendencias culturales, genéticas o neurológicas que compartan todos los seres humano. Se sabe que ciertos neurotransmisores como la endorfina son llamados incluso la “hormona de la felicidad”, más su secreción no se da constantemente lo cual indica que esa felicidad varía dependiendo la actividad. Así pues, me surge la duda de si existe una felicidad absoluta, constante o es el hombre un ser que nunca va a poder conocer lo que en cuentos de hadas llaman “felices para siempre”.

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